CRÍSPULO GANDARA. PATRIMONIO MUSICAL DEL BIOBÍO

Compartimos columna del profesor Mg. Pablo Gaete Villegas Director Regional Sede Biobío de Balmaceda Joven  sobre Críspulo Gandara. Patrimonio Musical del Biobío En Diario Concepción . Fotografía de Mg. Pablo Gaete Villegas

Cabe señalar que además ejerce como Presidente del Observatorio Social de la Educación, organismo asociado a la Línea de Educación de nuestro Centro de Estudios Territoriales e Interdisciplinarios

En 1971, el cantautor y folclorista Ángel Parra hijo de Violeta, lanzó su decimoprimer álbum de música. Grabado en el sello DICAP, este Long Play como se decía entonces, se titulaba por el lado A “Canciones de la Patria Nueva” y al puñado de canciones del lado B las tituló “Corazón de Bandido”. Ese mismo año, fallecía el payador y cantor popular de nuestra región, Críspulo Gándara, autor de tres de las canciones que se interpretan en ese disco. De no ser por este homenaje y rescate que Ángel Parra hace de él, quizá no tendríamos registro de su gran obra musical.

Había nacido en Concepción en el año 1883 y se mantuvo por años vinculado a la región a pesar de su inevitable traslado a la capital para grabar sus canciones. Hijo de familia una obrera de escasos recursos, Críspulo Gándara debió salir a temprana edad a ganarse la vida. Comenzó a los doce años como aprendiz de hojalatero, oficio al que le dedico varios años, especialmente cuando ya no pudo dedicarse a la música.

Cuando llegó a Santiago, debutaba ya en las radioemisoras el tradicional conjunto Los Cuatro Huasos. Entonces Gándara creó sus propios conjuntos. Los Huasos de Pichidegua y Los Trovadores de Arauco fueron dos de los más importantes. Con ellos trascendió los estudios de grabación, paseando su música por todo Chile y gran parte de América del Sur.

Heredero de la auténtica tradición de la lira popular chilena, que desde fines del siglo XIX y principios del XX se expresaba en la denominada “poesía de cordel”. Textos impresos en grandes pliegos de papel y escritos en forma de décimas ilustradas con pequeños grabados, colgaban en plazas y calles dando cuenta de las noticias políticas y las tragedias del mundo popular. Canciones como “La Pobre Loca”, “El Hundimiento del Angamos” y “Corazón de Bandido”, grabadas por Ángel Parra en el disco mencionado, son genuina expresión de aquello.

Durante la década del treinta del siglo pasado el sello Odeón comenzó a grabar discos en Chile y Críspulo Gándara fue de los primeros en su género en pisar un estudio de grabación. Posteriormente en 1945 regresó a su querida tierra penquista. En junio de 1971 los diarios informaban de un homenaje rendido a este artista en Concepción, en el que se le otorgaba además una pensión de gracia por parte del Congreso Nacional por su destacado aporte al folclore y a la poesía popular chilena. Pero como suele ocurrir con el reconocimiento a nuestros talentos una vez más la recompensa llegó tarde, pues el 5 de julio de 1971 moría Críspulo Gándara, uno de los últimos auténticos payadores chilenos. En recuerdo a su memoria una población de la comuna de Hualpén lleva su nombre. Es probable que muchos de sus habitantes no sepan quien fue Críspulo Gándara.

Ahora que Concepción está postulando a ser reconocida por UNESCO como integrante de la Red de Ciudades Creativas en el ámbito de la Música, es muy necesario rescatar la memoria y visibilizar la historia ancestral de muchas expresiones y proyectos musicales diversos que en la región del Biobío se han expresado por muchas décadas. Esto permitirá tener un soporte sólido, un patrimonio y un espesor cultural que evidencie sin duda que Concepción es una verdadera ciudad musical destacada a nivel mundial.

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