Diálogos Interculturales del Biobío (DIBB) que ejecuta el CETI UBB, tendrá apoyo internacional.

La Fundación Nansen ya trabaja con DIBB, programa que busca abordar el conflicto interétnico del sur de Chile y aportar en su transformación.
También se realizó una gira a Nueva Zelanda, para sacar lecciones del reencuentro social de esa nación con el pueblo Maorí.

Noticia redactada por equipo de Diálogos Interculturales del Biobío (DIBB) Imagen de DIBB

 Al principio serían observadores del proceso de diálogo intercultural pronto a iniciarse en Biobío, pero hoy además la Fundación Nansen, inició colaboraciones directas con los equipos técnicos de DIBB, iniciativa financiada con fondos del Gobierno Regional y que trabaja para instalar ciclos continuos de diálogo local.
    El Programa DIBB, lleva algunos meses de ejecución y espera pronto iniciar sus primeros diálogos entre autoridades ancestrales y el poder ejecutivo del Gobierno Regional.
    Una tarea compleja, sentar en la misma mesa a empresarios forestales, líderes Mapuche, víctimas de violencia, colonos, agricultores, mundo político y sociedad general. Afortunadamente existen antecedentes de éxito en el mundo.
    Lo confirma el currículum de una de las eminencias mundiales en la materia: Alfredo Zamudio, destacado profesional chileno-noruego, que lidera los trabajos de NANSEN en Chile.
    “Este apoyo internacional es muy importante, para la objetividad y la visión experta basada en diálogos interculturales ocurridos en otros países. Estamos muy optimistas y agradecidos de este apoyo, que se suma al de nuestro consejo participativo y muchas otras personas que ven un abordaje sostenible a las diferentes formas de violencia por la falta de entendimientos”, indicó Magaly Mella, directora de DIBB, el programa de diálogos que ejecuta el Centro de Estudios Territoriales e Interdisciplinarios (CETI) de la Universidad del Bío-Bío.

¿Por qué la cultura Maorí?

     En esa visión local pero también global, el programa DIBB realizó hace unos días una gira a Nueva Zelanda, donde una treintena de representantes regionales pudo conocer el proceso llevado a cabo entre el Pueblo Maorí y la Corona Británica.
    “La riqueza de esta gira tiene que ver también con la delegación que nos ha acompañado, que es bien diversa. La encabezó el gobernador regional Rodrigo Díaz, pero también tenemos participantes Mapuche, representantes de los territorios,  empresas privadas, de algunos gremios y también personas de la Universidad del Bio-Bio. Somos actores que vinimos acá a conocer esta experiencia para ver cómo nos ponemos de acuerdo y poder desarrollar con éxito algo similar en la región”, señaló en Nueva Zelanda Gloria Callupe, jefa de la Unidad de Pueblos Originarios del Gore Biobío.
  La comitiva regional cumplió con una intensa agenda de visitas y encuentros interculturales, obteniendo lecciones y aportes para destrabar el violento conflicto que vive la zona sur y Biobío.
    “Hace unos días nos reunimos con las personas que viajaron y todas hicieron un muy buen balance de la experiencia, de lo aprendido, de lo valioso, lo que se podría replicar o adaptar en nuestra región. Se formó un grupo cohesionado, con quienes seguimos diseñando un proceso que logre continuidad. Porque el diálogo requiere tiempo, especialmente si es un diálogo entre culturas diferentes y complementarias”, resaltó Magaly Mella, directora de DIBB (Diálogos Interculturales del Biobío).

El Tratado de Tapihue y el de Waitangi


  Como país, Nueva Zelanda nació gracias al Tratado de Waitangi, en 1840. Este acuerdo fue firmado tras procesos de diálogos entre el imperio británico y los jefes maoríes de la isla Norte.
  En los años 70, recurrir a este tratado fue clave para destrabar violentas protestas juveniles y raciales, poniendo fin a ciclos de violencia entre el joven Estado Neozelandés y el pueblo Maorí.

  En 1825, quince años antes del Tratado de Waitangi, el Estado de Chile firmó en Tapihue (Yumbel, Biobío) el último tratado con las principales jefaturas Mapuche, lideradas por el ñizol lonko Francisco Mariluán.
    La preparación de esos diálogos interculturales tomó dos años. Se involucró el propio Ramón Freire, entonces Director Supremo, quien llegó a exponer el texto del acuerdo ante el Congreso Nacional.

  Nuestro Tratado de Tapihue se firmó el 7 de enero de 1825, siendo ratificado en diciembre de 1825 y en abril de 1827.
    En Tapihue, se reconoció la autonomía Mapuche, la jurisdicción de sus lonkos y éstos, por su parte, la soberanía del naciente Estado.
    Fue el inicio de un ciclo virtuoso de diálogos interculturales que como sociedad debemos retomar. Treinta y tres artículos, firmados en Biobío y que acordaron materias delicadas, entre dos naciones dispuestas a convivir y dejar de lado la confrontación. 

    Quienes deseen conocer más de esta iniciativa regional, o proponer acciones y caminos de acción, pueden hacerlo a través las redes sociales de programa DIBB, o directamente en su sitio web www.dibb.cl

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